En memoria de Kuki

Mis ojos te han visto como jamás habría deseado verte, silenciosa, quieta, sin tus gafas ni tu sonrisa. Mi recuerdo sin embargo te sigue viendo alegre, bulliciosa, divertida y generosa, con un humor chisposo y constante.

Nos ha faltado tiempo para reencontrarnos físicamente porque desde el corazón no nos hemos alejado jamás, al menos yo no he estado lejos de ti nunca.

Tengo una rabia increíble y un alivio a la vez por esto, rabia por no haber estado a tu lado en los momentos difíciles como lo estuve tantas veces, alivio porque ello me permite recordar con una sonrisa nuestra última conversación, tu abrazo y ese te quiero mucho que ahora tiene un significado especial.

Me quedan en la memoria mil aventuras, buenos ratos, tardes de parque, de piscina, de compras, de parque de atracciones, de cines, de cole, de fútbol, de amistad en definitiva y con eso me quedaré.

Lo dije siempre, incluso cuando estaba enfadada contigo, eras honesta, trabajadora, formal, divertida, extrovertida, generosa, lista, y sobre todo por encima de todo una madre amantísima de sus hijos que merecía haberlos disfrutado desde la placidez de los años después de tanta lucha por sacarlos adelante.

Hemos discutido mil veces sobre mis creencias y tu ateísmo, ahora tendrás que darme la razón de que todo no acaba en este destino injusto porque sé que me ves y me oyes y lloras y ríes conmigo.

No quiero extenderme en este modesto recordatorio de ti, no hace falta, solo decir que te quise, te quiero y te querré. Tienes un sitio privilegiado en mi recuerdo, no puede ser de otra manera porque es lo que siento.

Se que algún día volveremos a encontrarnos, pero hasta que llegue ese momento aquí te recordará muchas muchas veces con una sonrisa tu amiga, porque nunca dejé de serlo.

Que allá donde estés tengas la recompensa que la vida te ha quitado demasiado pronto privándonos a todos de tu presencia y de tu sonrisa.

Te quiere y te llora tu amiga. De todo corazón.

Paloma.