Ayer, a las siete de la tarde, la emoción volvió un año mas a tomarnos el corazón en volandas con las salida en procesión de nuestro divino padre Jesús el Pobre. Como cada jueves santo el día fue para todos aquellos que le profesamos una sincera devoción una jornada de nervios, alegría,tristeza ,respeto y amor.
Desde la mañana , su paso estaba completamente dispuesto para procesionar en las horas posteriores. El templo vivió un auténtico aluvión de visitas, devotos, hermanos, cofradías y curiosos que aún no conocían a nuestro Jesús pero que seguro, una vez cerca de su serena presencia no conseguirán olvidarle nunca.
Estaba tan bello que sobrecogía mirarlo, no es posible evitar las lágrimas, el nudo en la garganta , el orgullo de pertenecerle.Era un buen momento para pedirle favor, allí en el recogimiento particular de cada cual mientras no ve uno el minuto de alejarse, de dejar de contemplarle. Yo personalmente le hice una única petición eso si, se lo pedí infinitas veces durante todo el día y estoy segura que una vez mas no se olvidará de atenderme.
A las siete se abrieron las puertas y tras un desfile de penitentes, de fieles, de hermanos, los hombres encargados de procurarle digno paseo y lucimiento le cargaron sobre sus hombros con emoción,amor,esfuerzo,respeto y absoluta entrega. El señor salió a la calle entre sollozos,vivas,aplausos,saetas y redoble de tambores. Le acompañaba en su caminar por Madrid la Virgen del Dulce Nombre igualmente acompañada en cantidad y calidad por anderos,penitentes y devotos.
No es posible describir con palabras lo que se siente,no es explicable como sus portadores pueden soportar el esfuerzo con el corazón rebosante de sensaciones, con la debilidad del gozo que supone formar parte de un grupo de honor con la responsabilidad de sostenerle y hacerle caminar . Jesús el Pobre camina, le pese a quien le pese que no sea mecido casi imperceptiblemente como otras imágenes. El Pobre camina, con paso firme, con eco de pisadas en los corazones casi paralizados a su paso, un paso sensible, bellísimo, pero rotundo.
En su recorrido, un trayecto de indudable historia y enjundia, hay varios puntos de especial intensidad.Los presentes en la Colegiata de San Isidro pudimos vivirlo para alegría nuestra.
Allí llegó el trono con esa imagen imponente del Pobre, llegaban al son de la marcha Alma de Dios, la mas emblemática por la perfecta sincronización de música y movimiento.
Teníamos ya el alma inundada, los ojos brillantes y la garganta seca. Llegaron y tras un giro dificultoso que les permitió situarse frente a la Colegiata subieron la rampa, una vez, dos , tres, adelante y atrás en un vaivén vibrante, entregado, expectante. La madre le seguía y aprendía del hijo y repetía sus movimientos con otro ritmo, el de la madre que no puede soportar el dolor, que no sabe como contener la desesperación ante el resignado y majestuoso caminar de su hijo maniatado, herido, condenado.
Nos dolían las palmas de aplaudirle, los ojos de llorarle, la vergüenza de no ser ni mínimamente semejantes a él, meditamos y pedimos su ayuda y nos prometemos mejorar y ser mejores testigos de su obra y mas dignos de su legado. El nos mira sin rencor, si acaso con pena por entender que no cumpliremos totalmente ese propósito y sin embargo le recordaremos cada día que nos brinde ayuda. El nos perdona y atiende a pesar de todo aunque a veces sin pretenderlo nosotros que tanto le amamos le ajustamos sin querer la soga que le maniata y apresa.
Le aguardamos en la puerta del templo, le esperamos hasta cuando quiera la noche para verle regresar para asegurarnos que vuelve a nosotros, y llega, igualmente con Alma de Dios como música de fondo. Nos honra con su divina presencia gracias a esos hombros que tras ocho horas de caminar, están tumefactos, hinchados y doloridos pero mas orgullosos si cabe que al inicio de la tarde porque le han servido bien, con humildad, con amor, con un infinito respeto por darle gloria y mostrarle.
Nos obsequia con una vuelta completa , 360 grados de belleza, de lenta elegancia, de contemplación recíproca. Aguarda EL SEÑOR DE MADRID, como le llamaron ayer varias veces aunque es sabido que este título se le dedica a otra imagen mas poderosa socialmente. Pues si, si es El señor de Madrid, quien podría negarlo ayer oyendo el silencio, percibiendo el suspiro y ahogando el llanto deseoso de romper con su lamento la negritud de la noche y de poner un grito al callado morir del día.
Llega la Madre, el hijo la espera y la saluda elevándose hasta donde dan de sí los brazos que le portan, se nos encoje el corazón con esa súbita subida que nos toma por sorpresa, los largos cabellos se agitan bajo la corona de espinas y vuelven a caer sobre los hombros que llevan como carga los pecados del mundo .Mas abajo los otros hombros vuelven a recogerle después de tan bello gesto.
La Madre, al contrario, se agacha y le rinde pleitesía, gozosa de ser la elegida para concebir a Dios y parir a Cristo, dolorida por dejar ir a su carne al sufrimiento y devolverlo a la custodia el supremo creador.
No podemos mas, no importa lo que nos duele el cuerpo por la espera,no podemos quejarnos y a la vez admitir, que mas sufrida es la tarea de sus anderos que con valentía y fortaleza de cuerpo y espíritu nos dan ejemplo de que poco es el sacrificio si se tiene en cuenta la recompensa.
Le vemos nuevamente subir la rampa de entrada, sabemos que nos esperará allí, el sabe que nos vera muchas veces hasta que vuelva a salir a la calle, muchas pero quizá no las suficientes para compensarle un poquito lo mucho que nos da.
El señor de Madrid, el Pobre, desaparece de nuestro ámbito de visión tras la puerta de su iglesia, la madre le sigue como siempre y hasta siempre
Nos quedamos solos y ya se deja notar el frío, el cansancio el bajonazo de sensaciones acumuladas, nos vamos con la cabeza llena de sentimientos de anhelos de promesas y de peticiones. Nos vamos dando gracias a la vida y a la fe que nos permite participar de esta alegría y de este dolor.
Solo añadir gratitud a los que con su esfuerzo y dedicación llevándole ocho largas horas sobre sí nos permiten ser testigos de tanta belleza, de tanta amnegación, de tanta mezcla de espiritualidad,cultura y entrega enfervorizada. Sois los mejores siervos, los aguerridos soldados de un ejercito de amor, de una pelea de buenos sentimientos y nos sentimos muy orgullosos de vosotros.
Señor Todopoderoso que bajo la advocación divina de Jesús el Pobre renuevas nuestra fe. Obsequianos con salud, bondad y dirección para no perdernos en el camino que nos mostraste. VIVA JESÚS EL POBRE
Paloma Cobollo
2 comentarios:
Ya me hubiera gustado a mi comentarlo de esta manera en el foro cofrade, lo que yo he descrito queda a la altura del betún comparado con esto, ahora que te digo una cosa, no descarto para nada si no te importa copiar el artículo y plantarlo íntegramente, sé que a más de uno le dá algo ¿verdad Pet?.
Esta precioso no se puede describir mejor, sobre todo para los que así lo sentimos.
prima eres una artista tia, no veo mejor forma de escribir los sentimientos de un dia tan especial, el jefe seguro que a una debota asi no le negara sus peticiones, es un placer ver a todos mis seres queridos como disfrutais al paso del jefe y eso vale cualquier esfuerzo te lo aseguro, y ademas el se merece eso y mas. bueno corazon que me a encantado lo que as escrito un besazo.
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